martes, 11 de septiembre de 2012

RELACIONES SOCIALES Y HUMANAS




Relaciones humanas es el nombre dado al conjunto de interacciones que se da en los individuos de una sociedad, la cual tiene grados de órdenes jerárquicos. Las relaciones humanas se basan principalmente en los vínculos existentes entre los miembros de la sociedad, gracias a la comunicación, que puede ser de diversos tipos: Visual o Comunicación no verbal, lenguaje icónico o lenguaje de las imágenes, que incluye no sólo la Apariencia física, imagen corporal sino también los movimientos, las señales, lingüística, chat, Como Las relaciones humanas son básicas para el desarrollo intelectual e individual de los seres humanos.

INJUSTICIAS SOCIAL
Benedicto XVI dice que se constata en nuestros días corrupción e ilegalidad tanto en el comportamiento de sujetos económicos y políticos de los países ricos, nuevos y antiguos, como en los países pobres. Es decir, la corrupción y la ilegalidad ya no son exclusivas de ciertos regímenes que se mantenían con este sistema, sino que han permeado inclusive a sociedades teóricamente mejor organizadas. Sino preguntémonos cómo ha sido posible que en países como Estados Unidos, por ejemplo, banqueros honorables se han aprovechado y han llevado a quebrar la economía del propio país y del sistema económico mundial. Más adelante veremos qué propuestas se hacen desde la Caritas in veritate para aportar, desde la doctrina social, a la superación de los problemas planteados.

PAISES RICOS Y PAISES POBRES
países ricos y pobres ya no es tan neta como en la época de la Populorum progressio, porque mientras se observa un crecimiento en términos absolutos de la riqueza, al mismo tiempo aumentan las desigualdades. Y estas desigualdades ya no se dan sólo entre los países, sino que dentro de los mismos países han aumentado las diferencias de clases, nuevas categorías sociales se empobrecen y nacen nuevas pobrezas. El Papa inclusive habla que en las zonas más pobres, algunos grupos gozan de un tipo de superdesarrollo derrochador y consumista, que contrasta de modo inaceptable con situaciones persistentes de miseria deshumanizadora. Y concluye esta parte diciendo que se sigue produciendo “el escándalo de las disparidades hirientes”. De alguna manera en esta parte del número 22 de la Caritas in veritate se está haciendo referencia a lo que la reflexión latinoamericana desde Medellín y Puebla vienen denunciando, ricos cada vez más ricos a costa de pobres cada vez más pobres. Benedicto XVI, con este número, continúa la línea de denuncia que la Iglesia hace contra la riqueza mal habida y sobre todo contra la riqueza que golpea en la cara a los menos favorecidos y hasta explotados.

LIBERARSE DE IDEOLOGIAS
 El Papa dice que en nuestros días los actores y causas, tanto del subdesarrollo como del desarrollo mismo, son múltiples, y textualmente afirma: “las culpas y los méritos son muchos y diferentes”. Por eso hace una invitación a liberarse de las ideologías, ya que éstas con frecuencia tienden a simplificar de manera artificial la realidad, a plantearla como situaciones en blanco y negro, dejando de lado los matices que hacen rica la experiencia humana. Benedicto XVI pide que se examine con objetividad la dimensión humana de los problemas para que las respuestas respondan también a las expectativas de crecimiento que tienen las personas.

DESCUBRIMIENTO DE VALORES DE FONDO
el desarrollo actual tiene cosas positivas, pero también muchas cosas que desear. Y plantea que para que exista la posibilidad de un futuro nuevo desarrollo se requieren nuevos esfuerzos de comprensión unitaria y una nueva síntesis humanista. La crisis actual, dice el Papa, es compleja, pero nos invita a asumir con realismo, con confianza y esperanza las nuevas responsabilidades que nos reclama la situación de un mundo que necesita una profunda renovación cultural y el redescubrimiento de valores de fondo sobre los cuales construir un futuro mejor. Por eso, la crisis se convierte en una ocasión de discernir y proyectar de un modo nuevo el tan anhelado desarrollo que la Iglesia quiere para todos los humanos.

ACUCIANTES PROBLEMAS DE LA HUMANIDAD
El Pontífice dice que las fuerzas técnicas que se mueven, las interrelaciones planetarias, los efectos perniciosos sobre la economía real de una actividad financiera mal utilizada y en buena parte especulativa, los importantes flujos migratorios, provocados y después no gestionados adecuadamente, o la explotación sin reglas de los recursos de la tierra, nos inducen a reflexionar sobre las medidas necesarias que todavía es necesario tomar para solucionar los acuciantes problemas de la humanidad, que no sólo son nuevos con respecto a la época de Pablo VI, sino que tienen también un efecto decisivo para el bien presente y futuro de la humanidad. Por eso, esta nueva encíclica social quiere llamar la atención sobre estos problemas e invita a quienes dirigen el mundo a tomas sabias decisiones para superar los problemas de toda la humanidad.

CRECIMIENTO REAL
El Papa dice que después de tantos años, al ver con preocupación el desarrollo y las crisis que se suceden en estos tiempos, se confirma la preocupación que desde hace tiempo tenía la Iglesia sobre la marcha de un desarrollo basado sólo en los elementos tecnológicos y en la ganancia de utilidades financieras. Por eso este número 21 dice que el desarrollo económico que quería Pablo VI era el que produjera un crecimiento real, extensible a todos y concretamente sostenible. Y si bien se ha constatado que ha habido desarrollo para muchas personas y sociedades que han salido de la pobreza, lamentablemente se reconoce que es desarrollo ha estado aquejado por desviaciones y problemas dramáticos, que la actual crisis ha puesto de manifiesto. No se puede hacer un desarrollo para unos, mientras otros permanecen hundidos y pagando las consecuencias.

DESARROLLO HUMANO Y MUNDO GLOBALIZADO.
Pablo VI tenía una visión muy articulada del desarrollo humano, y lo definía como la posibilidad que los pueblos pudieran salir del hambre, la miseria, las enfermedades endémicas y el analfabetismo. Pero a la par del desarrollo humano, también hay una vertiente económica del desarrollo que significa ofrecer una participación activa y en condiciones de igualdad en el proceso económico internacional. Además de estas dos vertientes, existen otras dos, planteadas también por Pablo VI, y son la vertiente social, que significa que la evolución hacia sociedades solidarias y con buen nivel de formación, y la vertiente política, que tiene que ver con la consolidación de regímenes democráticos capaces de asegurar la libertad y la paz. Es claro que Pablo VI tiene ante sí el contexto de los años 60 y por ello responde de esta manera al concepto de desarrollo. Benedicto XVI, ya en el nuevo siglo XXI, se pregunta ¿hasta qué punto se han cumplido las expectativas de Pablo VI? Veremos en nuestras próximas entregas qué respuestas se dan el día de hoy a estas expectativas.

COMPROMISO Y DESARROLLO DE LOS PUEBLOS
Pablo VI siguen siendo válidas y sirven de orientación para nuestro compromiso por el desarrollo de los pueblos. Además, dice el Pontífice, Populorum progressio subraya reiteradamente la urgencia de reformas y pide que, ante los grandes problemas de la injusticia del desarrollo de los pueblos, se actúe con valor y sin demora. Y subraya que esta urgencia viene impuesta también por la caridad en la verdad. Benedicto XVI sigue hablando de urgencia porque lamentablemente se constata que los problemas planteados 40 años antes por Pablo VI se han agudizado y las perspectivas de superación no parecen estar a la vuelta de la esquina. De allí que esta nueva encíclica social, siguiendo los pasos de la Populorum progressio, y planteando como novedad el principio de la caridad en la verdad, sea una voz que se eleva desde la Iglesia para llamar la atención, primeramente a los cristianos, pero también a toda la humanidad para que se dejen de lado las diferencias y las ambiciones particulares, y ya, de una vez, comencemos a construir una convivencia humana donde todos seamos hermanos, donde la fraternidad sea el motor que impulse el progreso de nuestros pueblos, de todos los pueblos.

EL CENTRO DEL DESARROLLO DEBE SER LA CARIDAD
las causas del subdesarrollo no son principalmente de orden material, sino de otro carácter, como la falta de voluntad de muchos que se desentienden de los problemas de los otros, la falta de pensamiento, o mejor errores de pensamiento cuando no se sabe orientar adecuadamente el progreso, y finalmente se dice que otra causa, y tal vez la más importante, es la falta de fraternidad entre los hombres y entre los pueblos. Benedicto XVI se pregunta: esta fraternidad ¿podrán lograrla alguna vez los hombres por sí solos? En nuestros días asistimos a una sociedad cada vez más globalizada, donde los instrumentos de comunicación nos hacen más cercanos, pero no más hermanos. Por eso la Iglesia, y esta Caritas in veritate, insisten en que veamos el progreso como vocación para que demos cabida al llamado de Dios que nos pide que seamos más hermanos y que vivamos con mayor intensidad la caridad fraterna.

LA RESPONSABILIDAD DE LA PERSONA
la responsabilidad de la persona para contribuir al desarrollo, y este número 18 añade que también es necesario que se respete la verdad para que el desarrollo humano sea integral. La concepción general del progreso es que éste busca que la persona haga, conozca y tenga más para ser más. Pero la pregunta es ¿qué significa “ser más”? Benedicto XVI dice que la respuesta la da Pablo VI indicando que lo que comporta esencialmente el auténtico desarrollo: que debe ser integral, es decir, promover a todos los hombres y a todo el hombre. No significa estar parcializados, o considerar a unos ciudadanos con más derechos y otros con menos, sino que debe considerar a todos los hombres como dignos de alcanzar el progreso. Y esto es lo que aporta la visión cristiana, y en definitiva nuestra doctrina social, a la humanidad: todas las personas, sin distinción de ningún género, es digna, y esa dignidad se debe honrar con el progreso de todos.

SENTIDO HUMANO
Benedicto XVI, tiene vínculos muy fuertes con la ética social porque aquella, la ética de la vida, al reafirmar el valor de la persona, también ayuda a valorizar aspectos como la dignidad de la persona, la justicia y la paz. De este modo, Benedicto XVI afirma que se contradice radicalmente quien aceptando y tolerando las más variadas formas de menosprecio y violación de la vida humana, propone una sociedad justa y pacífica, como si esta no partiera del respeto por la persona humana como lo concebimos en nuestra doctrina social y en nuestra doctrina moral, con valor desde su concepción hasta su muerte natural

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